La duración de la terapia es diferente para cada persona o familia dependiendo de las dificultades por las que se solicita ayuda, el tiempo que se lleve con ellas, la motivación para iniciar un tratamiento, etc.
En los primeros encuentros, terapeuta y familia realizan una especie de “contrato” donde acuerdan un número de sesiones de trabajo.
Las sesiones de terapia familiar suelen realizarse cada 15 días. En ciertas ocasiones esta frecuencia puede variar a 3 semanas, un mes o reuniones semanales.
Normalmente entre una hora y hora y media.
Generalmente las familias deciden pedir ayuda cuando sienten que la situación se les va de las manos, por ejemplo, cuando sus hijos les agreden físicamente por primera vez. Pero antes de que aparezcan estas conductas es muy frecuente que los progenitores tengan problemas para poner normas en casa y conseguir que los hijos las cumplan.
Es importante que se consulte cuando se perciben las primeras dificultades para mantener la autoridad en la familia, evitando que la situación vaya a más.
Sí. La información recogida durante la terapia está sujeta al deber de secreto profesional, lo cual significa que el terapeuta no puede difundir dicha información a otras personas sin el consentimiento del paciente/familia.
No, la intervención terapéutica se centra en cada persona o familia, de manera que depende del problema por el que se consulta, las características de la familia, los recursos personales, etc.
En principio se suele citar a todos los miembros de la familia. Si bien, en los primeros encuentros suelen acudir todos, puede que con el transcurso del tratamiento se vayan haciendo sesiones individuales, de pareja, etc.
En algunos casos, esto no es posible, por lo que se trabaja con todo el grupo familiar pero no en la misma cita.
Es recomendable hacer la invitación de acudir a tratamiento en un momento en que no se esté discutiendo, es decir, es importante buscar la ocasión adecuada y cuando se perciba que el hijo/a se encuentra receptivo.
Si, de todos modos, no se consiguiera que acuda es importante saber que se puede trabajar sin la incorporación del adolescente al proceso terapéutico: cambiar nuestra actitud, nuestra manera de manejar los conflictos pueden ser factores decisivos para ayudar a nuestros hijos. Los progenitores pueden aprender a responder con eficacia a las situaciones que los adolescentes plantean, gestionar sus demandas, establecer límites que funcionen y adoptar el papel más adecuado en una situación crítica.
Si Ud. está interesado en realizar una consulta, puede ponerse en contacto con nosotros a través de nuestro teléfono: 944757880 o de nuestro correo electrónico: euskarri@avntf-evntf.com. Por estos medios le explicaremos más en detalle las características del centro, su funcionamiento, etc.
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