Derivantes

La violencia filio-parental es un fenómeno de gran complejidad que precisa de una colaboración multidisciplinar para su abordaje. Aunque el rango de edad es amplio, estas conductas suelen surgir en la adolescencia. Los y las jóvenes proceden cualquier estrato social, siendo bastante frecuente que los agresores presenten una conducta normalizada fuera del hogar. En otras ocasiones, los/as jóvenes presentan desadaptación en otros contextos como el académico o social.

Las madres y padres que sufren agresiones por parte de sus hijos/as suelen tener sentimientos de culpa y vergüenza, por lo que en muchas ocasiones no son capaces de pedir ayuda. Si como profesional crees que una familia puede estar sufriendo violencia filioparental, es importante hacer una buena detección, distinguiéndola de otras problemáticas, realizar una derivación a tiempo a servicios específicos para que la intervención sea lo más eficaz posible.

1. Detección

Según la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filioparental (SEVIFIP) (2017), la Violencia Filio-parental son:

Conductas  reiteradas  de  violencia  física,  psicológica  (verbal  o  no  verbal)  o  económica, dirigida a  los  y  las  progenitoras,  o  a  aquellos  adultos  que  ocupan  su  lugar.

Se exluyen

  • las  agresiones  puntuales
  • las   que   se   producen   en   un   estado   de   disminución   de   la   conciencia   que   desaparecen cuando  ésta  se  recupera  (intoxicaciones,  síndromes  de  abstinencia,  estados  delirantes  o  alucinaciones)
  • las causadas por alteraciones psicológicas (transitorias o estables) (el autismo o la deficiencia mental severa)
  • el  parricidio  sin  historia  de agresiones  previas

La violencia filio-parental (Guía VFP, 2012)

  • no hace diferencia en las personas respecto a su comunidad de residencia, bagaje cultural, estrato social o procedencia.
  • Los y las agredidas son los padres/madres (o aquellos adultos que ocupan su lugar) de cualquier edad y sexo, aunque es más frecuente en padres y madres mayores, en familias monoparentales y aún más en madres que en padres.
  • La VFP no es una “violencia de género”. Tanto hijos como hijas ejercen violencia hacia sus progenitores en proporciones parecidas. Los chicos utilizan con más facilidad la violencia física, mientras que las chicas usan más la psicológica.
  • La Agresividad y la Violencia no son lo mismo, la violencia busca control y poder.
  • Los/as hijos/as suelen ejercer VFP como forma de controlar, amenazar, dominar y/o coaccionar.

2. Derivación

En ocasiones detectar este tipo de agresiones es complicado, por ello, si tienes dudas sobre una posible derivación, puedes ponerte en contacto con Euskarri.

Algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de hablar con los padres y madres son:

  • Tratar de desculpabilizarles, y transmitir que es un problema abordable. No intervenir en el problema no hace que desaparezca sino que empeora.
  • Es importante ayudarles a recobrar la autoridad, no cuestionando su forma de abordar el problema, ya que podría hacerles sentir más incapaces.
  • Empatizar y entender la situación en la que se encuentran sin caer en minimizarlo. Mostrarse disponible a ayudarles si desean comenzar un proceso terapéutico. Si la vida de algún miembro correo peligro, será necesario comunicarlo a las autoridades.

3. Intervención

En Euskarri consideramos de una gran importancia que sean las familias quienes llamen para poder explicarles cómo trabajamos y valorar si se encuentran en el momento apropiado para comenzar un proceso terapéutico.

Una vez comenzado el trabajo con la familia, abogamos por un trabajo en red con los diferentes profesionales intervinientes en el caso.

Para conocer nuestra forma de trabajo, te invitamos a consultar nuestra sección Cómo trabajamos. También puedes consultar nuestro Protocolo de intervención en Violencia Filio-Parental.