Estamos viviendo como sociedad una situación inesperada, extraña, incierta y difícil ante la situación sanitaria que se nos ha planteado. A la mayoría de las familias nos supone tener que estar encerrados en casa durante días, semanas, incluso no poder trabajar, estudiar o tener que hacerlo de una manera diferente, por internet.
Hay familias que están sufriendo la enfermedad o la pérdida de algún ser querido, probablemente un abuelo o abuela, aitite o amama. Quizás sea también vuestro caso. Si es así lo sentimos y os animamos a que lo expreséis y viváis en familia, cuyo apoyo en estos momentos adquiere una importancia esencial. Cada uno lo viviréis de manera diferente y hay que respetarlo. Será un proceso de duelo que durará meses, o a veces años.
Si no es esa vuestra situación, aún así seguramente que están suponiendo momentos intensos de convivencia en familia, en los que salen a relucir recursos personales o familiares que nos ayudan a sobrellevarlo e incluso conocernos mejor, a nosotros mismos y a los demás.
Todo cambio conlleva un estrés de adaptación, una movilización de los recursos personales y grupales para hacer frente a esa nueva situación. Es normal sentir cierto nerviosismo que con los días se puede convertir en irritabilidad, mal humor o tristeza, que hay que hacer frente de manera individual y también en familia. En internet podéis conseguir muchas guías o vídeos que os ayudarán a afrontar el estrés en general, para ajustar lo que pensáis, sentís, hacéis o cómo os relacionáis.

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Los enfrentamientos entre los distintos miembros de la familia también surgirán. Incluso un hijo o hija responderán de mala manera, no querrán colaborar o estudiar, y nos resulta difícil manejarlo. En estos momentos hay que ser especialmente tolerantes, unos con otros, y buscar entablar un diálogo constructivo entre todos, evitando hablar cuando emocionalmente se está muy alterado, llegando a acuerdos en aquellas cuestiones que se puedan negociar, teniendo siempre en cuenta que a cada edad esto será diferente. Estas situaciones son normales, e incluso el estar tanto tiempo juntos en casa nos puede dar la oportunidad de entrenarnos en esta escucha al otro y en la colaboración.
“En estos momentos hay que ser especialmente tolerantes, unos con otros, y buscar entablar un diálogo constructivo entre todos, evitando hablar cuando emocionalmente se está muy alterado”
Por otro lado, debemos de prestar especial atención a ciertos comportamientos de nuestro hijo o hija, incluso nuestros, que si no se daban antes, pueden surgir ahora. Los insultos, rotura de objetos, empujones, agresiones pueden empezar a manifestarse. Es importante no pasar por alto estos hechos, sobre todo si se repiten. Aunque el análisis de qué causas están produciendo esa situación puede ser algo complejo y necesitar apoyo externo, lo que sí nos muestran esos hechos reiterados es que algo no está funcionando adecuadamente en la relación familiar y hay que tomárselo es serio.
Una de las pautas a tener en cuenta es la necesidad que el padre y la madre tomen ambos conciencia de que tienen que afrontar conjuntamente la situación de violencia, sea verbal, física o económica . No es algo que sólo le deba de preocupar a uno y al otro no. La actuación debe de ser conjunta. Si esto no sucede, puede ser síntoma de que lo que el hijo o hija hacen tenga en realidad que ver con la forma desajustada en la que los padres afrontan la educación, no de forma conjunta, ni consensuando los puntos más esenciales, ni apoyándose, dando lugar a que el hijo o hija inicien unos comportamientos inadecuados que pueden llegar a asentarse de manera gradual.
Otra pauta que os puede servir es que a pesar de pasar tantas horas en casa, todos juntos, es importante que cada cual tenga un espacio propio en la vivienda donde pueda estar a solas, sobre todo después de un momento de tensión o discusión que puede haber llegado a la violencia. Si ésta se produce, o si la situación es muy tensa emocionalmente y la discusión va a más, es más aconsejable que cada uno se retire a tranquilizarse.
“es importante que cada cual tenga un espacio propio en la vivienda donde pueda estar a solas, sobre todo después de un momento de tensión o discusión que puede haber llegado a la violencia”
Las diferencias que generan tensión, sobre todo si además generan violencia, es necesario hablarlas y tratarlas, pero debe de propiciarse que sea en un clima de escucha y calma, en el que se permita a cada cual expresar lo que siente y piensa. Si tras varios intentos vemos que no lo conseguimos, será conveniente que solicitemos ayuda a alguien externo, preferiblemente un profesional si la intervención de los familiares o amistades no se considera adecuada.
La solicitud de ayuda suele ser telefónica o por un correo electrónico a Euskarri. Lo habitual es que una vez se hayan puesto en contacto con nosotros, empecemos a trabajar con las familias en sesiones presenciales en nuestro centro. De todas maneras, dada la actual situación sanitaria, podemos provisionalmente atender su situación por teléfono 944757820 o correo electrónico euskarri@avntf-evntf.com
Josu Arrospide
Terapeuta Euskarri